En el Cine Madrigal de Granada, el tan ansiado estreno de ‘Cerrar los ojos’, la última joya cinematográfica de Víctor Erice
Llegó el día tan esperado. Mañana, Víctor Erice regresará a la provincia donde vio la luz, marcando su retorno al mundo del cine después de tres décadas de ausencia. Su nueva obra, filmada en diversos escenarios de la Costa Tropical, se estrenará comercialmente este viernes, siendo el Cine Madrigal, ubicado en Carrera de la Virgen, el único lugar en la capital donde podrá disfrutarse.
Las proyecciones tendrán lugar en una doble función, a las 19:00 y a las 22:00 horas, con un acceso al precio de cuatro euros (cinco los viernes y fines de semana). Este lanzamiento marca el cierre de un particular ciclo dedicado a Erice en este espacio, que previamente presentó «El espíritu de la colmena» (1973) y «El sur» (1983).
La película, protagonizada por José Coronado y Ana Torrent, se sumerge en la historia de Julio Arenas, un afamado actor español que desaparece misteriosamente durante la filmación de una película. Aunque su cuerpo nunca es encontrado, la policía concluye que ha sufrido un accidente en las cercanías del mar. Años después, este enigma resurge gracias a un programa de televisión que busca revivir la figura del actor, revelando imágenes exclusivas de las últimas escenas que rodó, dirigidas por su íntimo amigo, el director Miguel Garay.
«Cerrar los ojos» llega a las pantallas después de haber cosechado éxitos en prestigiosos festivales de cine, incluyendo San Sebastián, donde el director será honrado con el Premio Donostia mañana mismo, y Cannes. Incluso se postuló como firme candidata para representar a España en los Óscar, aunque este honor finalmente será disputado por «La sociedad de la nieve» de J. A. Bayona, que también tiene escenarios en la provincia.
La magnitud de este regreso quedó patente durante su destacada participación en Cannes, según Thierry Frémaux, delegado general del festival, quien afirmó que «la obra de Erice no solo es relevante para el cine español, sino también para el cine internacional». Esta relevancia se hizo evidente desde antes de la proyección, con largas filas de espectadores en la sala Debussy horas antes de que comenzara una película que se extiende casi tres horas y marca el regreso del cineasta vasco al festival después de su última participación con «El sol del membrillo» en 1992, que obtuvo el Premio del Jurado.